Un 16 de Julio muy especial

16-07-2022

Fernando Millán Romeral, O. Carmelita, Director del Instituto Universitario de Espiritualidad de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), en su articulo, Un 16 de Julio muy especial, ha sido publicado en «Nosotros» Pinceladas Culturales para Hinojosa del Duque en el Nº 33 del mes de julio de 2022.

El articulo puede leerse a continuación:

Un 16 de Julio muy especial

Fernando Millán Romeral, O. Carm.

Como todos los años, nos vamos preparando para las festividades en honor de Nuestra Madre del Carmen que tanto arraigo tienen en Hinojosa del Duque. Sentimos ya la cercanía de estas fiestas que nos recuerdan que María, bajo la advocación entrañable del Carmelo, intercede por nosotros y nos acompaña en nuestro caminar.

Hace dos meses, era canonizado en Roma el beato Tito Brandsma, carmelita holandés al que ya nos hemos referido en cierta ocasión, hablando de su visita a Hinojosa en 1929. Hoy quisiera simplemente compartir cómo vivió él su última fiesta del Carmen. Fue en 1942. El P. Tito había sido arrestado unos meses antes y había pasado por una serie de cárceles y campos hasta llegar a Dachau, que era el primer campo de concentración creado por el nacionalsocialismo en 1933.

Cuando el P. Tito llega a Dachau se encuentra ya muy debilitado. Siempre había sido frágil de salud y las terribles condiciones por las que había pasado en otras cárceles, habían mermado notablemente sus fuerzas. En Dachau se encuentra con varios carmelitas polacos también detenidos. Habían cometido el grave delito de predicar en polaco en la iglesia de los carmelitas de Cracovia. Allí coincidió también con el hermano Rafael Tijhuis, joven carmelita holandés que sería su “ángel de la guardia” en aquellas últimas semanas de vida.

Cuentan que cuando Brandsma llegó al campo, tras pasar los duros trámites de admisión (desinfección con ácidos, largas esperas, humillaciones…) y conocer a varios de los religiosos que allí se encontraban, exclamó “¡Pero si esto parece un convento!”. Pronto se daría cuenta de que no era así. Dachau era un lugar terrible en el que murieron más de 40.000 personas y en el que él mismo recibiría varias palizas.

A pesar de todo, el 16 de julio se levantó algo más temprano de lo habitual y, de forma muy discreta para no ser golpeado, fue estrechando las manos de cada uno de los carmelitas que allí se encontraban. Parece ser que, con uno de los polacos, recitó en voz baja el Flos Carmeli, el himno ancestral a la Virgen del Carmen. Incluso dio la profesión en la Orden Tercera del Carmen a un sacerdote diocesano polaco, a quien avisó de que, cuando la guerra terminase, debería hacer la profesión de forma solemne.

Aquel 16 de julio de 1942 no hubo flores, ni velas, ni novena, ni procesión… pero fue quizás el más conmovedor y significativo, una verdadera ofrenda a la Madre del Carmelo y una petición a la Estrella del mar para que arrojase algo de luz en medio de aquellas tinieblas.

Diez días más tarde, el 26 de julio, fallecía el P. Tito en la enfermería del campo a causa de una inyección de ácido fénico con la que se ponía fin a los enfermos que ya no servían para el trabajo o para los terribles experimentos que se realizaban con los prisioneros… Hoy podemos exclamar: San Tito Brandsma, ruega por nosotros.

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